Lucía Martínez: “Un golpe así me ha servido para vivir más intensamente”

Según un reciente estudio llevado a cabo por expertos en oncología, “una de cada dos personas nacidas hoy sufrirá algún tipo de cáncer en un futuro”. Hoy, cuatro de febrero, se celebra el Día Mundial contra el Cáncer. Por este motivo, desde el Club de Atletismo Mulasport, hemos decidido dar voz a una muleña y miembro de este club, Lucía Martínez, a la que le detectaron un cáncer de útero con sólo 23 años y cuya historia muestra todo un ejemplo de superación y de lucha.

Lucía

Imagen: Lucía Martínez

 

J.M.- ¿Cuánto tiempo hace que te diagnosticaron el cáncer de útero?

L.- En agosto hará tres años. Primero me lo detectaron de útero, me operaron y a partir de ahí me hicieron un tratamiento de radioterapia, quimioterapia…Son tratamientos muy tóxicos y durante ocho meses estuve yendo todos los días al hospital. En las segundas pruebas, me detectaron en el pulmón metástasis, debido a que el cáncer inicial se empezó a extender por el cuerpo. Me volvieron a operar hace un año y medio y ya desde entonces milagrosamente estoy bien, ahora mismo puedo decir que estoy sana.

J.M.- ¿Qué es lo primero que se te pasa por la cabeza cuando con 23 años te dicen que tienes un cáncer de útero?

L.- El “de útero” ni lo escuchas, de repente escuchas sólo cáncer, 23 años, ¿Qué hago?, ¿Por qué?…Asocias la palabra con que te vas a morir. Eso es una noticia que te dura un día o dos, a partir de ahí empiezas a informarte de todo lo que puedes hacer y ya esa palabra para mí ha desaparecido del diccionario.

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Personas «tóxicas»

Cada vez me cuesta más estar rodeada de esas personas conocidas como «tóxicas». Estas personas no son ni más ni menos que aquellas que te dicen: «No lo vas a conseguir, eso es muy complicado» o el famoso «Si ya te lo dije yo». Estas personas solo saben criticar a los demás, intentan apagar las ilusiones que los demás tenemos, son egoístas y sólo ven los defectos que los demás tenemos, los suyos propios nada. ¿Qué necesidad tienen de ser así? Lo que más me molesta de esto es que pocas, pero muy pocas veces tienen buenas palabras hacia los demás. Siempre tienen algo negativo que decir del resto del mundo. Puedes hacerles todos los favores que necesiten, ayudarles, que quedarás como que no has hecho nada ni tampoco mostrarán la más mínima palabra de agradecimiento. Tampoco entiendo por qué son incapaces de ver las cosas buenas que los demás hacemos por ellas, ni por qué no muestran agradecimiento alguno. A veces pienso que las personas así sufren algún tipo de envidia, celos o frustración por ver que los demás luchamos por conseguir lo que queremos y ellas no, pero eso no es razón para tratar así a los demás.

Todo el mundo si se lo propone puede alcanzar lo que desee, pero es necesario esfuerzo y creer en uno mismo.

Al final no son tanto las aptitudes como las actitudes lo que hacen que logremos lo que deseamos.

No se puede ir por la vida destruyendo los sueños de los demás sólo porque tú no hayas logrado los tuyos. Al contrario, alégrate de que haya personas que alcancen sus sueños y cambia el chip. Busca un método efectivo que te haga lograr tus metas, cambia la visión que tienes hacia los demás y cambia tus emociones. Muchos de los sueños que las personas alcanzan tienen que ver con la humanidad, como por ejemplo: Aquel investigador que es capaz de encontrar junto con su equipo un método de curación para algún tipo de enfermedad. La persona que hace este descubrimiento lo logra porque ha puesto empeño, ganas, ilusión, esfuerzo y pasión. Incluso ha pensado en que será de gran ayuda para el resto del mundo, además de una satisfacción personal para ella misma. Retomando el tema al que hace referencia el título de esta entrada, estas personas «tóxicas» deberían cambiar sus pensamientos y valorar lo que las demás personas hacen. ¿De qué le sirve al investigador del que hablaba más arriba no contar que ha descubierto un método de curación? No le serviría para nada no contar su descubrimiento, ni ser egoísta. Entonces, ¿De qué les sirve a las personas «tóxicas» el ser egoístas? ¿Qué obtienen? Deberían pensar un poco más en el mundo, pensar que cada uno estamos aquí para aportar algo y deberían trabajar más en alcanzar sus metas.

Como dijo el periodista y escritor, Eduardo Galeano: «Muchas personas pequeñas, en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo.»

Sean alegres y…¡Sonrían, por favor!

Alegría. Sonrisa. Pocas veces pensamos en el poder que tiene una sonrisa ni tampoco la valoramos. Pero ¿Cuánto gusto da encontrarte con una persona que siempre te recibe con una sonrisa o hablar con alguien que sonríe? Un gesto tan simple, sencillo, pero a la vez tan importante. Una sonrisa es una muestra de afecto, cariño, confianza y simpatía. ¿Cuán importante es una sonrisa o ser alegre? Pues mucho. Ayer se celebró el Día Mundial de la alegría (1 de Agosto). Hasta ayer desconocía que existía un día mundial para este sentimiento, pero empecemos por la etimología de la palabra «Alegría». Viene del latín alacer, alacris, que significa algo así como: que salta de gozo y nada le perturba, es feliz, rápido, vivaz, animado. Ya en el propio significado se muestra una connotación positiva del término, e incluso, la palabra «Alegría» en su pronunciación tiene un sonido casi musical, la tilde en la «i» hace que suba el tono de voz de quien la pronuncia lo que provoca algo así como un despertar en quien la escucha. O al menos ese es mi parecer. Es algo curioso que haya un día mundial dedicado a una emoción, pero he de reconocer que deberían haber más días así al cabo del año. Sé que el 20 de marzo es el Día Internacional de la Felicidad, pero ¿Se imaginan un Día Mundial de la Pasión, o de la euforia, o de la ilusión, del cariño o de la ayuda a los demás? No me refiero a un Día de San Valentín, porque según mi opinión, ese día se ha quedado en un día de consumismo, sino a un día en el que se valoren los sentimientos, las emociones, en el que la sociedad sea un poco más humana, en el que se intente aprender a relacionar una emoción con su término correcto, porque a veces cuesta saber cómo nos sentimos en ciertos momentos y por tanto aplicar el término adecuado. Pero volviendo a la alegría y la sonrisa, tenemos que decir que pocas cosas son gratis y aportan luz y calidad de vida como una sonrisa. Ya lo dijo Leonardo Da Vinci: «Si es posible, se debe hacer reír hasta a los muertos». Exacto. Soy de ese tipo de personas que cree que pocas cosas llenan tanto como una sonrisa y también creo que el efecto que causa en una primera impresión una sonrisa puede determinar muchas cosas en un futuro. No quiero decir que tengamos que sonreír siempre, pero sí que deberíamos, al menos, hacerlo todos los días ya que como dijo Charles Chaplin: «Un día sin reír es un día perdido». También soy de las que intenta que las personas se sientan a gusto cuando están conmigo e incluso diría que hay una frase que me define: «Siempre intentaré sacarte una sonrisa aunque yo esté peor que tú». Me encanta hacer reír, me gusta ver que la gente sonría e incluso que suelte carcajadas, ¿Que por qué? Porque es síntoma de felicidad, de diversión y como dijo Mark Twain: «La mejor manera de alegrarte es intentar alegrar a alguien».

Así que regale su sonrisa, haga reír, porque mejorará tanto la vida de quien sonría como del que vea esa sonrisa. Además, es un gesto que no cuesta nada, tiene las tres «b»: buena, bonita y barata. ¿Qué más se puede pedir?

¡Feliz sábado! 🙂

Pasión, ilusión

«Ponle pasión e ilusión y lo conseguirás». Siempre he sido una persona más bien pesimista que optimista. Siempre he pensado en el no, antes que en el sí. Digamos que no he confiado lo suficiente en mí como lo han hecho otras personas de mi alrededor. No he tenido una autoestima por las nubes nunca, más bien la he tenido en niveles mínimos muchas veces. ¿A qué se debe eso? Pienso que es porque soy una persona muy perfeccionista, necesito tenerlo todo bajo control para sentirme segura. A raíz de darme cuenta de cómo yo era a nivel emocional, empecé a interesarme por los libros de autoayuda, por cómo funcionaba la mente, por cómo somos emocionalmente, porque físicamente todos nos conocemos, pero interiormente es mucho más difícil conocer a una persona. También comencé a ver vídeos sobre las emociones, inteligencia emocional, motivación, coaching… El cambiarme de carrera fue para mí algo mucho más complicado, emocionalmente hablando, de lo que esperaba. Hace cuatro años, decidí cambiarme de carrera, después de estar tres años haciendo algo que no era lo que yo esperaba y que a día de hoy puedo decir que no me llenaba. En aquel momento sentí una presión enorme en mi vida, eso de que quizá me había equivocado al elegir la carrera me hacía sentir culpable, me hacía sentir que había defraudado a toda la gente que confiaba en mí, pero sobre todo a mis padres. Pero hace poco, viendo un vídeo sobre la creatividad, escuché a una psicóloga decir que «en España estaba mal visto el equivocarse» y pensé que tenía razón. Pocas personas ven el «error» como la posibilidad de haberte dado cuenta de que eso no es lo tuyo y que quieres ir por otro camino. Pocas personas sienten que un «error» te puede llevar a descubrir lo que verdaderamente te gusta, te apasiona. Poca personas ven el «error» como la capacidad de decir «esto no lo quiero». Sigue leyendo